3 de octubre de 2016

El QUIJOTE en píldoras

23       … visto el leonero ya puesto en postura a don Quijote, y que no podía dejar de soltar al león macho, so pena de caer en la desgracia del indignado y atrevido caballero, abrió de par en par la primera jaula, donde estaba, como se ha dicho, el león, el cual pareció de grandeza extraordinaria y de espantable y fea catadura. Lo primero que hizo fue revolverse en la jaula donde venía echado, y tender la garra y desperezarse todo; abrió luego la boca y bostezó muy despacio, y con casi dos palmos de lengua que sacó fuera se despolvoreó los ojos y se lavó el rostro; hecho esto, sacó la cabeza fuera de la jaula y miró a todas partes con los ojos hechos brasas, vista y ademán para poner espanto a la misma temeridad. Solo don Quijote lo miraba atentamente, deseando que saltase ya del carro y viniese con él a las manos, entre las cuales pensaba hacerle pedazos.

            Hasta aquí llegó el extremo de su jamás vista locura. Pero el generoso león (…) no haciendo caso de niñerías ni de bravatas, después de haber mirado a una y otra parte, (…) volvió las espaldas y enseñó sus traseras partes a don Quijote, y con gran flema y remanso, se volvió a echar en la jaula.

EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA (2ª Parte. Capítulo 16)
Miguel de Cervantes.

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