27 (De
los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes de que fuese a
gobernar la ínsula…)
En
esto llegó don Quijote, y, sabiendo lo que pasaba y la celeridad con
que Sancho se había de partir a su gobierno, con licencia del duque
le tomó por la mano y se fue con él a su estancia, con intención
de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio.
Entrados,
pues, en su aposento, cerró tras sí la puerta, y hizo casi por
fuerza que Sancho se sentase junto a él, y con reposada voz le dijo:
(…) Primeramente, ¡oh
hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría,
y siendo sabio no podrás errar en nada. Lo segundo, has de poner los
ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más
difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el
no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si
esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la
consideración de haber guardado puercos en tu tierra.
-Así es la verdad -respondió Sancho-, pero fue cuando muchacho; pero después, algo hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos; pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes.
-Así es la verdad -respondió Sancho-, pero fue cuando muchacho; pero después, algo hombrecillo, gansos fueron los que guardé, que no puercos; pero esto paréceme a mí que no hace al caso, que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes.
EL INGENIOSO HIDALGO
DON QUIJOTE DE LA MANCHA (2ª Parte. Capítulo 42)
Miguel de Cervantes.
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